Los alimentos crudos, la clorofila y los carbohidratos en la cena son algunas de las claves para adaptar nuestro organismo a las altas temperaturas, según Alejandro Cánovas, nutricionista de Royal Hideaway Sancti Petri
Tras casi un mes inmersos en la primavera, es normal que nuestro organismo haya experimentado alteraciones a raíz de los cambios ambientales. La primavera conlleva más exposición al sol, temperaturas más altas, diferentes presiones ambientales… Todo ello provoca cambios en el sueño, en la sensación de hambre o sed y, como consecuencia, mayor irritación, menos energía e incluso cefaleas agudas.
Para paliar estas consecuencias tan incómodas, y con la mirada puesta en el verano, el nutricionista del hotel Royal Hideaway Sancti Petri, Alejandro Cánovas, ha desarrollado una serie de consejos para llevar a cabo de forma conjunta y adaptar nuestros hábitos con el fin de mejorar nuestra salud.
1.Baños solares: La temporada de frío ha quedado atrás y comenzamos a tener días más largos y con mayor periodo de sol, por lo que es importante aprovechar y disfrutar de periodos cortos tomando el sol, tanto a primeras horas de la mañana como a las últimas de la tarde. Esto servirá para cargar el cuerpo de vitamina D y poder fortalecer el sistema inmune ayudando a mantener los huesos fuertes.
2.Alimentos de origen vegetal en crudo: Aprovechando el aumento de las temperaturas es más apetecible consumir alimentos de origen vegetal en crudo, los cuales aportan de esta forma su máximo contenido en vitamina y minerales. Muchos alimentos vegetales sufren pérdidas de nutrientes en su cocinado, por lo que es muy recomendable que al menos una ración del día sea fresca y cruda.
3.La clorofila, clave en la alimentación: Es fundamental aumentar el consumo de verduras y frutas verdes. Puede ser tanto de hojas, como espinacas, kale, berros; u hortalizas: pimientos, alcachofas o frutas como el kiwi. Esta incorporación a nuestra dieta nos nutrirá de clorofila. Este compuesto se encuentra en las plantas de este color y funciona como antioxidante y mejora la oxigenación celular.
4.Ejercicio de fuerza: Trabajar el ejercicio de fuerza. Llega el momento de activar la musculatura. Cuando trabajamos la fuerza nuestros músculos se activan y comienzan a crecer en tamaño y número, por lo que nuestro metabolismo y gasto energético aumenta. También ayuda en procesos antiinflamatorios y a reducir el estrés del día a día.
5.Incluir carbohidratos en la cena: Con el cambio de hora podemos notar insomnio o cambios en nuestro descanso. Se aconseja, así, incluir en las cenas una ración de carbohidratos junto con una proteína de calidad y vegetales, y que este carbohidrato sea principalmente integral, y si genera almidón resistente, mucho mejor. Lo importante es conocer previamente el carbohidrato (arroz, pasta, patata, quinoa…) y dejarlo enfriar completamente. Reservar en la nevera y cuando se vaya a consumir, volverlo a calentar. Con este proceso obtenemos un tipo de carbohidrato conocido como almidón resistente, que contiene muchos beneficios para la salud, incluido un efecto prebiótico. Su ingesta se recomienda para perder peso, el estreñimiento y la inflamación, entre otros trastornos. Adicionalmente, introduciendo carbohidratos por la noche liberamos serotonina, la hormona que regula nuestro sueño y nos aporta relajación.