El primer paso para la elección de una cortina será prever nuestro proyecto en términos de propósito y estética. Ante todo necesitamos definir qué factores formales nos demandan colocar una cortina; qué función o propósito práctico contempla nuestra elección, por ejemplo tapar o disminuir el paso de la luz, resguardar la privacidad, disimular un defecto, etc.
Además, no debe quedar afuera lo puramente estético, por ejemplo adaptarse a la ventana específica o estilo decorativo, dar continuidad a cierto diseño o color, crear efectos -ampliar o reducir visualmente una habitación o directamente la ventana-, etc.
Tipos de Cortinas
En la integración de las necesidades funcionales y estéticas podemos encontrar la clave para definir cual es la cortina ideal para nuestra elección -color, diseño, tipo y tamaño-. Ahora vamos a repasar las diferentes opciones para colgar cortinas:
Barrales
La opción más conocida y práctica sin duda son los barrales; fáciles de aplicar, decorativos y adaptables a cualquier tipo de ventana. La diversidad de materiales -madera, hierro, patinados en distintos colores, etc.- nos obliga a pensar seriamente en elegir la mejor opción que se adapte al estilo general de la habitación. Un barral de madera lustrada va muy bien con una decoración rústica, pero podría desentonar con un estilo demasiado moderno. Conocer estos condicionamientos son parte fundamental de la elección.
Otro aspecto de los barrales son los elementos complementarios: argollas, soportes y terminales. También hay que contemplar las diferentes opciones para ocultar o disimular el barral, por ejemplo detrás de un tapa rollos, aunque quedan muy bien visibles y hasta de mayor grosor para darle más protagonismo.
Acerca de los cabezales: se le llama así a la terminación superior de la cortina. Estos pueden ser fruncidos, planos, con triple o doble pellizco, con o sin tabla, etc. Desde allí sujetarnos las argollas o presillas que las mantendrán en el riel, aunque el cabezal puede incluir una serie de métodos más artesanales que reemplacen a las argollas o directamente las disfrace, por ejemplo tiritas de tela que hacen las veces de argollas.
Rieles
Las cortinas de rieles están compuestas por un riel y unas guías deslizantes en las que se sujeta la cortina por medio de pequeños ganchos. Hay dos clases de rieles, de plástico y de metal. Lógicamente los de metal son mucho más resistentes y aptos para todo tipo de cortinas. Los de plástico se reducen a cortinas livianas o medianamente livianas, pues no resisten demasiado peso. Este sistema de rieles es ideal cuando no contamos con suficiente espacio entre la ventana y el techo para colocar un barral.
Este sistema se completa con cuerdas o bastones para abrir o cerrar las cortinas, que van colocados en un lateral de la ventana o integrado a la cortina.
Tensores
Novedoso sistema de cable de acero al cual se sostendrá la tela de la cortina por medio de ganchos o argollas. Ante todo es muy práctico y fácil de adaptar a cualquier ventana, pero sólo para cortinas livianas y ambientes de estilo moderno e industrial. Por su diseño despojado se adapta mejor a cortinas simples, sin demasiado diseño, cabezales o volados.
Cortinas Romanas
Se le llama cortina romana a las telas rectas que se pliegan de forma horizontal -en diversos pliegues horizontales- y se suben cuando se necesita dejar pasar la luz o el aire. Estas cortinas están recomendadas para ventanas fijas o corredizas, y no son prácticas en ventanas que se abran hacia adentro. Si aún desea hacerlo, procure colgarlas por encima del marco superior para poder plegarlas antes de abrir o cerrar dicha ventana.
Las romanas generalmente son de tela, como algodón, lana, jacard y brocado pero también las hay de yute y de bambú. Colóquelas según el material con que estén hechas, por ejemplo las de yute o algodón van mejor en lugares informales como el antecomedor o el baño; las de lana, jacard o brocado se utilizan más en salas y comedores.
Visillos
Los visillos son paneles de cortina sujetos por arriba y por debajo mediante un sistema de dobladillos en los que se pasa un par de varillas de metal tensadas y sujetas a la ventana. Se visualizan como pequeñas láminas planas de tela que permiten el paso de la luz pero al reparo del exterior. Se adaptan muy bien en ventanas pequeñas, sobre todo en las de vidrio repartido de puertas o ventanas antiguas. Este sistema utiliza telas finas como la organza, el boile, el lino o la gasa, generalmente de colores claros: blanco, tiza, pastel o crudo.
Otras opciones
Actualmente la variedad de diseños de cortina utilizados en decoración es enorme. Por ejemplo, las cortinas roller que se asemejan en parte a las romanas y a los visillos. Por un lado son láminas de tela plana del tamaño de la ventana; por otro llevan un sistema que permite ir enrollando sobre un riel o palo superior. Pero esta variedad no solo se adapta a telas, sino también a otras opciones como la esterilla o la lona.
Elegir la tela
Al margen de las consideraciones meramente estéticas -que se deberán atender en cada caso en particular-, una buena razón para elegir la tela es dar con el tejido adecuado que nos permita dejar pasar la luz requerida. Por lo general todos los tejidos van bien para una cortina, excepto los demasiado rígidos.
Si necesitamos restringir el paso completo de la luz lo mejor será un terciopelo, pana o brocado. Lo más moderno en este sentido son los blackout, telas cuya composición, con un lado vinílico, impiden el paso de la luz. En cambio, si deseamos no oscurecer demasiado la habitación o simplemente proteger nuestra privacidad, las mejores telas a utilizar son el algodón muy ligero, el lino y la gasa. Una combinación interesante es utilizar una cortina liviana detrás de otra con más cuerpo, para disponer alternativamente de una u otra dependiendo de la necesidad de oscuridad o luz, pero siempre resguardando la privacidad.
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