¿Recuerdas que hace poco hablamos de las tendencias de interiores para este 2023? Una de ellas era el minimalismo o la sencillez, la capacidad de reducir la cantidad de cosas que tenemos para crear espacios más amplios y que rebosen calma y paz. Tras esta idea también se esconde una necesidad de buscar sostenibilidad en nuestros hogares y desprendernos de una forma de pensar bastante más materialista, que sí estaba en tendencia antes de la pandemia. El estilo escandinavo parece ser la solución a todos estos problemas.
Este es conocido popularmente gracias a empresas como Ikea, esta forma de decorar se ha ganado adeptos de todo tipo y estrato social, ya que su sencillez hace que se pueda conseguir un ambiente de este estilo de forma rápida y sin mucho esfuerzo. Tras los muebles de líneas simples y las paredes blancas se esconde una filosofía que recoge todas las aspiraciones actuales de cambio. ¿Quieres que tu hogar tenga un toque más escandinavo? ¡Vamos a ver cómo conseguirlo!
Puntos clave
Cuando pensamos en el estilo escandinavo, solemos imaginarnos espacios blancos, minimalistas pero acogedores y llenos de luz. Los materiales naturales, como la madera, serían los que predominasen sobre otros como el plástico. Todos estos elementos constituyen una filosofía dirigida a la búsqueda de la simplicidad y a la comunión con la naturaleza, valores muy apreciados en las culturas de las que surge este estilo.
Para conseguirlo no basta simplemente con tirar cosas para hacer que sea minimalista, sino que es necesario tener bien claros los aspectos básicos de la decoración de estilo escandinavo. Para ello, te los hemos resumido en 8 puntos clave para que puedas recrearlo en tu casa:
El poder de la luz
En los países de origen de este estilo, la luz es muy valorada y apreciada, ya que pueden pasar meses enteros en completa oscuridad. Esa falta de luminosidad se contrarresta en los hogares a través de la decoración, con colores claros en paredes, suelos y mobiliario, un sello del estilo escandinavo.
Combinación de materiales
Una de las características fundamentales del estilo nórdico o escandinavo es el uso y la combinación de materiales. La materia prima con la que se trabaja en esta decoración son, como hemos explicado antes, la madera y las fibras naturales, como el mimbre o el bambú. Sin embargo, las influencias de otros estilos (y sus fusiones) han hecho que comiencen a introducirse otras texturas, como cobre o latón, en forma de accesorios, haciendo que el estilo escandinavo esté en constante experimentación.
Muebles funcionales e icónicos
Sin embargo, por mucho que evolucione y cambie, la sencillez y el gusto por el minimalismo son una norma básica de este estilo. Las líneas simples son las protagonistas en el mobiliario, aunque las piezas que lo formen sean dispares o creen contrastes. Esa es la magia de esta forma de decorar: escoger elementos muy simples pero distintos entre sí para crear espacios acogedores, en los que se nota que vive gente.
Formas y motivos geométricos
Una de las razones por las que el interiorismo nórdico consigue su famoso minimalismo es el juego de texturas, materiales e, incluso, la combinación de formas rectas y curvas. Muchas veces se apuesta por motivos geométricos, que son esencialmente simples, en papel pintado, en alfombras o en mantas, entre otros elementos.
Colores
Si hablamos de estilo escandinavo, tenemos que hablar de colores nórdicos. La necesidad de buscar luz donde no la hay lo ha llegado a decantarse siempre hacia tonos claros para potenciar la luz natural del ambiente. El blanco es por supuesto el color básico en cualquier composición, aunque no podemos olvidarnos de los grises claros y los tonos neutros como el beige, que pueden ser una alternativa factible.
Podemos juntar los colores nórdicos con motivos geométricos en la decoración, creando binomios como el de blanco y negro, que suelen ser una de las combinaciones más utilizadas. Sin embargo, siempre suele haber algún toque de otros colores (no muy saturados), sobre todo de verdes o azules.
El exterior en el interior
Este estilo de decoración no reniega de lo que le rodea, sino que quiere incorporarlo siempre en sus interiores. La naturaleza escandinava está llena de lagos, bosques y montañas, por lo que su estilo decorativo refleja la necesidad de crear un ambiente puro y rejuvenecedor.
Las plantas son un elemento indispensable en cualquier casa nórdica, ya que aportan un elemento terroso y orgánico adicional y, al mismo tiempo, dan un toque de color no muy potente pero natural. Recuerda que este estilo es minimalista, por lo que tampoco es necesario tener muchas plantas; se pueden poner para recordar el elemento exterior natural y dar más color y vida a la casa en forma de pequeños elementos.
Almacenamiento como decoración
La estética se aprecia y juega un papel importante en la forma de decorar, pero está supeditada a la funcionalidad de los elementos. La decoración que se utilice en el estilo escandinavo tiene que ‘servir para algo’. Por eso los muebles que sirven para almacenar están muy bien diseñados y son bonitos, se pueden colocar en el comedor a vista de todos, sin olvidar su funcionalidad.
Por eso muchos elementos que son estéticos y aportan vida a la casa, como estantes, cestas o bastidores, tienen siempre esa doble función como piezas de decoración elegante pero con un propósito.
Texturas naturales
Hemos comentado que la madera es la piedra filosofal de la decoración nórdica, pero también se puede utilizar otras materias primas que provienen de la naturaleza, como la piedra o el ladrillo, que proporcionan textura en las habitaciones de diseño escandinavo. Todo ello se puede acompañar con suelos de madera, que aportan ese toque cálido y reconfortante, sobre todo en las noches de invierno más frías, y otros toques de este material distribuidos en la decoración por toda la casa.
Artesanía
El carácter tradicional y la necesidad de conexión con la naturaleza hacen que este estilo esté constantemente apostando por la artesanía. Este tipo de piezas aportan calidez y sensación de hogar, ya que su imperfección da a entender que están hechas a mano. Este valor va muy ligado a la idea de sostenibilidad de la que tanto se habla actualmente. No hace falta tirar piezas que se han roto, sino que se pueden arreglar para darles una segunda vida y continuar disfrutando de ellas.
Orígenes del estilo escandinavo
El surgimiento y la evolución del diseño nórdico en el siglo XX
Para ello tenemos que viajar, obviamente, hasta el norte de Europa, concretamente durante comienzos del siglo XX, para ver cómo comienzan a surgir las primeras muestras de este estilo de interiorismo en Finlandia, Noruega, Suecia y Dinamarca.
La inspiración que impulsó a estos diseñadores a crear este estilo fue, por supuesto, su entorno: los paisajes, la situación geográfica de esas regiones, los colores predominantes en los paisajes y el folklore de cada lugar influenciaron un estilo que venera la luz y la armonía en sus interiores. Algunos movimientos artísticos de la época también influenciaron y ayudaron a dar forma al estilo, como el modernismo, que ya llevaba tiempo proliferándose en Europa.
Estos nuevos enfoques artísticos llegaron a los países nórdicos y cambiaron la concepción de la artesanía por un concepto que convergía diferentes ideas: la vanguardia, la fabricación con nuevas materias primas y la propia artesanía, ‘experimento’ del cual surgieron piezas de decoración únicas, como la icónica silla en forma de huevo.
No fue hasta el año 1954 cuando se habló de ‘diseño nórdico’ como término propio, gracias a una exposición homónima que se realizó por Estados Unidos para dar a conocer el estilo de vida nórdico o escandinavo.
Sin embargo, esta forma de decorar no nació así desde el principio; como cualquier arte, fue transformándose con el tiempo gracias a la unión de la tradicional funcionalidad, muy aprendida entre los nórdicos, con la introducción de la estética como uno de sus nuevos valores más importantes.
La influencia y versatilidad del estilo escandinavo
Como ocurre con la mayoría de estilos, para que puedan llegar a todo el mundo, deben simplificarse y unificarse un poco más de lo que son en sus países de origen. Así como no en toda China se decora de la misma forma, el estilo escandinavo tampoco es el mismo en, por ejemplo, Noruega y en Finlandia. Aunque lo conozcamos principalmente por Suecia (y por Ikea), cada país o zona tiene unas características concretas en cuanto a su propio estilo.
Los muebles nórdicos también obtienen su influencia (y sus materiales) del entorno. El frío y el aislamiento que sufren los países del norte de Europa durante gran parte del año dan forma al estilo de vida de sus habitantes. De ahí que la mayoría de muebles estén hechos con los materiales que tuviesen más cerca de casa, es decir, con la madera de sus propios bosques. Aunque el estilo haya evolucionado, no renunciar a seguir usando materias primas locales, priorizando la calidad, la funcionalidad y la estética.
Este estilo ha llegado a hacerse tan popular que ha comenzado a convertirse en una influencia e inspiración para el mundo del diseño. A partir de los años 60, la forma de los muebles de origen escandinavo y su insistencia en seguir las formas de la naturaleza se fue adaptando a los nuevos materiales para crear nuevos diseños.
La cantidad de tiempo que estas poblaciones pasan en casa, hace que el diseño sea un aspecto fundamental en sus vidas. Sus hogares necesitan ser acogedores y cálidos, deben hacer que quieras pasar mucho tiempo en ellos. Sin embargo, justamente esa cantidad de horas también hace que necesiten ser muy funcionales y prácticos, ya que puede que sus espacios se utilicen para más de una cosa. Buscan procurar un ambiente doméstico lo más agradable posible.
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