Criolipólisis, o cómo el frío puede ayudarte a perder grasa.

Criolipólisis, o cómo el frío puede ayudarte a perder grasa.

Además de perfilar tu figura, la criolipólisis combate la grasa localizada mediante la aplicación de frío con el fin de destruir la grasa localizada, todo ello sin necesidad de agujas, medicamentos o anestesia. Hablamos de uno de los tratamientos reductores más de moda en la actualidad, aplicable a múltiples zonas del cuerpo como glúteos, abdomen, caderas, brazos, muslos o incluso
papada y cuello. En Madrid puedes probarlo en Mangata, centro de belleza y medicina estética que cuenta con varias cabinas, y un precio por sesión de 150€.

Axilas, flancos, abdomen, rodillas… toda zona con un porcentaje de grasa mayor o menor, puede ser hoy tratada con una de las técnicas más en boga en la actualidad, la criolipolisis, método que por medio del frío, perfila tu silueta con resultados en menos de un mes. Este enfriamiento que se aplica sobre la zona a tratar, eliminando las células adiposas que al cristalizar, entran en un
proceso conocido como apoptosis, poniéndose en acción los macrófagos que eliminan la grasa y que son eliminados del cuerpo de forma natural mediante el sistema linfático.

Ventajas y consecuencias de la criolipólisis

Cabe recordar que el término griego crio significa frío y lipólisis, destrucción de grasa. Entre las principales ventajas de la criolipólisis, aparte de la propia eliminación de grasa, está en que se trata de una técnica totalmente indolora que no requiere hospitalización ni deja secuelas, por lo que la paciente puede retomar su vida de manera inmediata. Además, no requiere anestesia ni agujas o medicamentos.

Solamente en pocos casos puede darse la aparición de leves hematomas o enrojecimientos de la zona tratada, junto a cosquilleos o picazón, pero no son comunes, hay que tener en cuenta que se trabaja a bajas temperaturas y el cuerpo ha de defenderse para volver a la normalidad, algo que logra el sistema linfático.

La criólipolisis puede realizarse igualmente en mujeres y hombres, siendo el profesional quién la recomiende siempre en última instancia. Las embarazadas, eso sí, deben evitarlo. Una vez que se empiezan las primeras sesiones, se recomienda acompañar el tratamiento con buenos hábitos saludables y una dieta sana y equilibrada.

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