Decoración navideña minimalista basada en la naturaleza.

Decoración navideña minimalista basada en la naturaleza.

A través del uso de colores, texturas o elementos naturales podemos evocar una decoración navideña minimalista que sea respetuosa con el medio ambiente

Acabamos de dar la bienvenida a diciembre y con ello entramos de lleno en el último mes del año. Esto trae consigo la llegada de la Navidad, una fecha en la que calles y casas se engalanan con los característicos adornos de estas fechas, para acompañar el ambiente festivo de estos días.

En este sentido, en los últimos años ha surgido una tendencia que viene a unir los interiores de los hogares con los exteriores, a través de un elemento como es el jardín. Esto queda patente cuando cada vez son más las personas que no solo se preocupan de llevar el espíritu navideño a su hogar, sino que también lo extrapolan a su jardín.

Partiendo de esta tendencia, el paisajista Fernando Pozuelo ha querido compartir una serie de consejos para conseguir una decoración navideña minimalista haciendo uso de diferentes elementos decorativos y de la propia naturaleza:

El blanco como color estrella.

Si hay un color característico de esta época navideña es el blanco, el cual podemos integrar en la decoración a través de diferentes y muy diversos elementos, como puede ser el polvo de nieve, gasas blancas de seda, arena de sílice, conchas, nácar o perlas. Estos elementos constituyen una decoración elegante y estética, que puede evocar al invierno y la Navidad de una forma sutil e indirecta. Sobre esa base blanca, podemos emplear colores dorados o púrpura en elementos decorativos, como pueden ser elementos colgantes, esferas o líneas de luz.

Utilizar la propia naturaleza como elemento decorativo.

La conciencia ambiental impera cada vez más en la sociedad, esto es causante del auge de los adornos navideños naturales en detrimento de la típica decoración artificial de plástico. Sin duda, optar por esta opción natural tiene un mayor valor estético y decorativo, elevando a un nivel superior nuestra decoración. Estos adornos no consisten en otra cosa que en emplear ramilletes de vegetación preparados como decoración, que se pueden conseguir aprovechando la poda de determinadas especies vegetales. Suele ser una vegetación mediterránea de hoja verde e incluso floral, como es el caso de la avena, el limonium, la paniculata o el eucalipto aromático. Estos ramilletes se agrupan mediante algún lazo decorativo, o incluso se pueden impregnar de purpurina decorativa o una fragancia que complemente su olor natural.

La iluminación como foco fundamental.

Si hay otro elemento que nos da pie a conseguir una atmósfera ideal para las fechas navideñas es la iluminación. En el exterior podemos jugar con el uso de hilos de luz alrededor de nuestro jardín, o en puntos concretos, incluir velas blancas para dar una sensación de calidez o innovar con la integración de iluminación en el suelo, que si vivimos en una zona de nieves, dará un efecto de luz muy especial. La iluminación debe incluir desde el suelo al “cielo”, prestando atención especial a las zonas altas del jardín, y no solo pensando en los árboles.

Hacer un uso de elementos naturales.

En la decoración de interiores, elementos como el agua o el fuego siempre han tenido un papel destacado, algo que también se puede extrapolar al exterior. Emplear el fuego en esas zonas estanciales exteriores para generar un ambiente cálido e íntimo alrededor de una estufa o un fuego, ayudará a crear un ambiente familiar, al mismo tiempo que servirá como elemento decorativo. En su caso, el agua también puede ser empleada como elemento decorativo, a través de la utilización de láminas de agua para generar escenas flotantes de luz a través de velas flotantes.

Otorgar a la decoración un uso más allá de lo ornamental.

Utilizar la decoración navideña no solo como elemento ornamental que se ve a través de una cristalera, sino para salir del hogar e incluso poder celebrar parte de las celebraciones navideñas en el exterior del jardín. Ahora que en los últimos años las temperaturas son más suaves, nos permite albergar un espacio de cobijo en el jardín en el que poder estar con nuestros seres queridos, generando zonas estanciales, que se pueden delimitar con alfombras o haciendo uso de pérgolas y gazebos, o incluso de la propia vegetación existente.

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