La castración médica en perros macho ofrece una alternativa reversible y segura

La castración médica en perros macho ofrece una alternativa reversible y segura

El implante de deslorelina como paso previo a la castración quirúrgica.

Los propietarios de perros presentan dudas y miedos a la hora de decidir castrar quirúrgicamente a su mejor amigo debido a los riesgos que esto conlleva para el animal. Virbac presenta el implante de deslorelina como paso previo a la castración quirúrgica.

Uno de los momentos más duros y complicados para los propietarios de animales de compañía es el de castrar a sus fieles compañeros. Llegado el momento, manifiestan sentir cierta reticencia con el procedimiento habitual, ya que no quieren que estos sufran. Está demostrado que viven el proceso de castración como una experiencia estresante y les angustia el hecho de que su mascota tenga que entrar en el quirófano, con los riegos que ello conlleva. Además, los propietarios varones manifiestan empatizar en mayor medida con lo que siente el animal, ya que, con la amputación de los testículos, sienten que su mascota pierde, en cierta manera, su “masculinidad y virilidad”.

¿La castración quirúrgica es la solución para sus malos comportamientos?

En España, igual que en la mayoría de los países del sur de Europa, la castración quirúrgica de los animales de compañía se realiza de forma generalizada. Las razones por las que castramos a nuestras mascotas son diversas, pero las más comunes son, por un lado, en el caso de las hembras el hecho de eliminar el riesgo de camadas indeseadas y por otro, el de poder mejorar malos comportamientos, sobre todo en los perros macho, como la monta, el marcaje, o la competitividad con otros machos.

Y si bien es verdad que una reducción de la testosterona (asociada con la amputación de los testículos) puede inducir una mejora en comportamientos no deseados, en muchas ocasiones estos malos comportamientos pueden no desaparecer e incluso, en algunos casos, empeorar. Por lo que los propietarios sienten frustración al comprobar que su perro continúa comportándose mal incluso después de haber pasado por la mutilación de sus genitales.

Diversos estudios ponen de manifiesto un incremento de actitudes sorprendentes e indeseables en perros macho castrados quirúrgicamente, a posteriori de la intervención. Los datos muestran que los perros castrados son más, temerosos, agresivos y excitables y muestran menor predisposición para el entrenamiento que los perros intactos.

Por todo esto, con el objetivo de velar por el bienestar del animal, es importante valorar con nuestro veterinario de confianza, los posibles efectos que la castración quirúrgica puede causar en él y tomar una decisión consciente y responsable sobre un procedimiento que es definitivo e irreversible.

Para ello existe una solución temporal como la castración médica reversible, una opción segura que, mediante la simple inserción de un implante bajo la piel del animal, permite valorar qué efectos tiene la reducción de la testosterona en su comportamiento. La aplicación del implante, del tamaño de un microchip, no implica cirugía y tiene la misma efectividad de esterilización que la castración quirúrgica, pero sin los riesgos que esta conlleva.

Con esta iniciativa, Virbac quiere dar a conocer nuevas alternativas que ofrezcan soluciones adaptadas a las necesidades de cada animal y propietario. El implante se desintegra entre los 6 y los 12 meses tras su aplicación. Transcurrido este tiempo, el propietario puede valorar, junto con su veterinario, la continuidad del tratamiento u optar por la amputación definitiva. Pregunta en tu clínica veterinaria.

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