Llega la primavera y con ella el buen tiempo y las ganas de pasar más tiempo fuera de casa, como dice el dicho: “la primavera, la sangre altera”, pero no es lo único que se altera, en esta época del año la piel de nuestro rostro es una de las partes del cuerpo que más “sufre” con los cambios. Aunque debemos cuidar nuestra piel durante todo el año, con la llegada de la primavera hace que esté más sensible y puedan producirse más problemas. Es la época del año con más cambios ambientales, hay días de mucho calor acompañados de bajadas bruscas de temperatura, días de mucho sol o días de lluvia, la temperatura es muy variable y esto altera a la piel.
Los cambios de temperatura y luminosidad provocan un cambio hormonal que afecta al estado de ánimo, que a su vez, se ve reflejado en nuestra dermis. Con el paso de los días, nuestro estado de ánimo va mejorando debido al aumento de la serotonina, lo que provoca que nuestra energía y motivación sean mayores. Además, en esta época del año se producen una mayor cantidad de alérgenos, que pueden afectar a las pieles más sensibles causando dermatitis, que unido a la exposición a los primeros rayos de sol y al aumento de la sudoración, hace que aparezcan posibles quemaduras y más granitos, por lo que no es la mejor época del año para la piel de nuestra cara. Por estos motivos, los expertos de Nutritienda nos dan unas pautas para que nuestra piel luzca radiante en primavera:
Seguir unos rituales de belleza
Muchas de las imperfecciones que sufre la piel de nuestro rostro son por una inadecuada limpieza e hidratación, hay veces que, por falta de tiempo, por desconocimiento o por pereza no se hacen todos los pasos necesarios. Para que la piel este saludable es importante seguir llevar una rutina adecuada:
- Limpieza diaria. Para tener una piel radiante es fundamental que esté limpia e hidratada. Lo primero que hay que hacer es limpiar el rostro, mañana y noche, con agua tibia y con un producto específico para cada tipo de piel, esto hará que los poros se abran y la piel se oxigene ya que, tanto a lo largo del día como de la noche, se acumula suciedad y residuos que los obstruyen. Una buena limpieza facial ayudará a eliminar las células muertas, retrasará la aparición de arrugas, dará más luminosidad y es fundamental para evitar la aparición de puntos negros y granitos.
- Uso de tónico. Una vez esté limpia la piel es conveniente utilizar un tónico, se trata de una fórmula que contiene agua purificada mínimamente mineralizada con un pH fisiológico, con unos tensioactivos no iónicos y glicerina, pero dependiendo para qué tipo de piel está destinada puede llevar otros ingredientes, como aceite de almendras dulces o agua de rosas. Se puede usar por la mañana y por la noche para tonificar la piel y restablecer el pH del cutis echando en un algodón un poco de tónico y aplicarlo suavemente, o si es en formato spray, vaporizando directamente sobre el rostro.
- Hidratar y tratar la piel con sérum y cremas. Una vez esté la piel limpia y tonificada es momento de aplicar un sérum. Este producto se caracteriza por incluir en su formulación mayor concentración de principios activos, por lo que elegir el sérum más adecuado para tratar las necesidades específicas de cada piel puede marcar la diferencia. A continuación aplicaremos la crema hidratante. Su elección dependerá mucho del tipo de piel que tengamos, ya que necesitamos aportar la nutrición e hidratación que necesite sin pasarnos ni quedarnos cortos. Una buena opción es utilizar productos que contengan vitamina C y ácido hialurónico, ya que son muy buenos para estimular la producción de colágeno.
- Exfoliar la piel una vez a la semana. La exfoliación elimina los restos de células muertas e impurezas y activa la microcirculación. Es un paso imprescindible para que la piel luzca sana. Se pueden usar exfoliantes que se venden en el mercado adecuados para cada tipo de piel o usar ingredientes naturales como el azúcar, café, sal marina o avena. Lo más importante es que la exfoliación sea suave ya que la piel del rostro es muy delicada, sobre todo en personas con pieles sensibles. Para pieles grasas un exfoliante perfecto es un puñado de copos de avena triturados con dos cucharadas de azúcar y el zumo de medio limón. Para pieles normales y secas es mejor sustituir el zumo de limón para que no reseque, por lo que se podría combinar la avena con un poco de miel. La avena y el azúcar eliminan las células muertas, el limón es astringente por lo que limpia en profundidad y la miel es ideal para pieles secas ya que da una hidratación extra. En cualquiera de los casos se aplica sobre la piel húmeda con movimientos circulares, se deja actuar dos o tres minutos y se retira con agua fría.
- Usar mascarillas faciales una o dos veces a la semana. Para que la piel tenga un extra de hidratación es importante aplicarse una mascarilla una o dos veces a la semana. Se debe aplicar sobre la piel limpia y dejar actuar entre 20 y 30 minutos y después retirar con abundante agua tibia. Una buena mascarilla revitalizante se hace mezclando arcilla verde (una cucharada sopera), agua, zumo de limón y dos cucharadas de aceite de oliva. Con el buen tiempo la piel también se expone más a los rayos de sol y al aire por lo que una buena hidratación de la piel hace que ésta luzca más sana y calmada. Si la piel se ha expuesto al sol se pueden usar aceites esenciales como el aceite de almendra, de jojoba, el aloe vera o la manteca de karité que tiene propiedades calmantes y nutritivas. Se pueden mezclar 20 ml de gel de aloe vera puro con una cucharadita de miel, 5 ml de aceite de jojoba y 5 gotas de aceite de árbol de té para calmar la piel después de una sobreexposición prolongada al sol.
- Usar protección solar durante todo el año. Es muy importante usar protección solar durante todo el año, según una encuesta realizada por Nutritienda.com, un 60 % de los españoles sólo utiliza protección solar en la piscina o en la playa en sus vacaciones de verano, y no el resto del año. Con la llegada de la primavera la piel se expone a los primeros rayos de sol que pueden provocar quemaduras, ya que la piel está más sensible. Hay que concienciarse que los rayos de sol son igual de dañinos que en verano. Por lo tanto, una de las pautas más importantes que hay que seguir para que la piel luzca radiante es usar una crema con protección solar alta todos los días, reaplicándola varias veces durante el día.
- Dormir las horas suficientes. La falta de sueño puede tener efectos negativos en el cutis. Es conveniente dormir siete u ocho horas para que la piel se oxigene, se produzca colágeno y aumente la elastina, además, las células se regeneran, lo que hace que la piel esté firme, luminosa y radiante. La falta de sueño produce radicales libres que causan envejecimiento prematuro y una temprana aparición de bolsas, arrugas y flacidez.
- Cuidar la alimentación. La alimentación es clave para tener una piel radiante, los nutricionistas de Nutritienda recomiendan aumentar la ingesta de frutas y verduras en esta época del año ya que, por ejemplo, la vitamina C contribuye a la formación de colágeno una proteína necesaria para que la piel conserve la elasticidad y firmeza. El kiwi, la naranja, el limón son buenas opciones. Otra de las vitaminas que juega un papel importante en el mantenimiento de nuestra piel en buenas condiciones, es la niacina, esta vitamina del grupo B, la podemos encontrar en alimentos como los huevos o las nueces.
La vitamina E es uno de los antioxidantes más potentes, los antioxidantes son unas moléculas que ayudan a frenar las reacciones de oxidación de las células evitando la generación de radicales libres, unos componentes que pueden dañar la piel. Se puede tomar en forma de semillas y aceites vegetales, además también son fuente de esta vitamina los pistachos y algunas hortalizas de hoja verde como las espinacas. El aceite de oliva y el aguacate también son indispensables para la salud del cutis. Los betacarotenos son precursores de la vitamina A, una vitamina fundamental para mantener la piel en condiciones normales. Además, los betacarotenos tienen acción antioxidante que protege del envejecimiento prematuro, los alimentos fuente de vitamina A son las zanahorias y la batata.
El tomate es otro producto indispensable gracias al licopeno, que es un completo antioxidante. Por otro lado, es fundamental evitar los alimentos ultraprocesados muy salados y ricos en sodio ya que retienen líquidos y acentúan la aparición de bolsas y ojeras y la cafeína, una sustancia estimulante del sistema nervioso, que para algunas personas más sensibles a ella, interfiere en el sueño y por tanto en la salud cutánea. Otro de los ingredientes que hay que tratar de evitar es el azúcar refinado, por lo que es importante priorizar las versiones integrales de los cereales y evitar los alimentos más procesados que es donde mayoritariamente se encuentra añadido. Además, es imprescindible evitar otras sustancias que son auténticos enemigos de la piel como el alcohol y el tabaco.
Mantenerse hidratado. Hay que beber un mínimo de dos litros al día para que el cuerpo esté hidratado, el agua es indispensable para lucir una piel sana y cuidada en primavera y en cualquier otra época del año. Se puede combinar con zumos e infusiones o con alimentos como el tomate, el pepino, el melón o la sandía.
Hacer deporte. Hacer deporte favorece la liberación de endorfinas, lo que hace que nuestro estado de ánimo mejore, reduce el estrés, mejora la circulación, favorece el descanso y es reparador, esto a su vez provoca que la piel esté más brillante, suave y con apariencia más joven.