Transformar espacios exteriores en jardines comestibles.

Transformar espacios exteriores en jardines comestibles.

La creación de huertos, una tradición milenaria ligada a los orígenes del ser humano, es tendencia. Los expertos en paisajismo destacan la demanda por diseñar espacios nutritivos para el exterior de los hogares o incluso en restaurantes

Analizar la incidencia de luz, la tipología de suelo y seleccionar aquellas especies comestibles según su ciclo de siembra son aspectos clave a la hora de realizar un plan de cultivo, según el estudio de paisajismo de Fernando Pozuelo

Desde que el ser humano pasó de ser nómada a establecer sus primeros asentamientos, el origen de los huertos urbanos ha estado vinculado al consumo de alimentos a lo largo de la historia. En concreto, en la época romana ya planificaban el Hortus Conclusus, una zona vegetal situada en medio de las pequeñas construcciones que con el paso del tiempo fue evolucionando. Así, en la Edad Media, destacaban los jardines medievales situados en los claustros e incluso, en la actualidad, es posible apreciar los vestigios de las Almunias, las huertas árabes situadas alrededor del Generalife o la Alhambra de Granada.

Esta tradición milenaria de crear jardines comestibles es hoy tendencia. En los últimos tiempos, los expertos destacan la demanda por diseñar estos espacios nutritivos en los hogares o en proyectos vinculados con la gastronomía, como en el restaurante Coque -de los hermanos Sandoval-, o en Sollo, dirigido por Diego Gallegos. Así, desde el estudio de paisajismo Fernando Pozuelo comparten su conocimiento sobre cómo transformar espacios exteriores en jardines comestibles.

A través de su expertise en diseño y agricultura sostenible, Fernando Pozuelo atiende las necesidades de sus clientes y evalúa aspectos clave como el espacio donde se llevará a cabo la instalación del jardín comestible, la tipología de suelo, estudia la incidencia de la luz e identifica cuáles son las especies imprescindibles para este tipo de huertos.

Diseño y agricultura sostenible para elaborar un plan de cultivo

Un plan de cultivo requiere combinar el diseño con la agricultura sostenible, manteniendo además un equilibrio con la estética del paisaje. Por ello, para cada espacio que se va a transformar, Fernando Pozuelo proyecta cómo debe ser esa zona natural en la que se va a trabajar y qué paso a paso se debe seguir.

En primer lugar se debe conocer el espacio del cual se dispone, ya que dependiendo del tamaño dedicado a esta zona, se pueden diseñar diferentes tipos de huertos. Para aquellas zonas reducidas, se puede realizar pequeños huertos urbanos en jardineras elevadas o jardines verticales, empleando plantas de huerta que puedan ser colgadas -como el tomate o el guisante-. Si el espacio es mayor, se puede desarrollar una composición con pequeños parterres o canteros que permiten delimitar la plantación. En los espacios amplios, se puede realizar una huerta donde no sea necesario ningún elemento contenedor y la plantación de especies comestibles puede ser mayor.

Aspectos a tener en cuenta para crear un jardín comestible:

Sol directo durante seis u ocho horas, clave. Es necesario evaluar la luz solar que incidirá sobre el terreno así como las horas de luz, con el objetivo de que las especiales vegetales puedan crecer y evolucionar correctamente. El potencial de floración y consecuente fructificación de las hortícolas de sol es proporcional a su exposición al astro rey.

Si el terreno no recibe luz solar suficiente, el experto recomienda plantar especies con menos requerimientos o incluso adaptadas a zonas umbrías como la hierbabuena o Mentha spicata, la grosella o el arándano -plantas acidófilas-.

Tipología de la tierra. Igual que la luz es un elemento esencial para que el jardín comestible pueda evolucionar, la tierra es un componente básico. Desde el estudio de Fernando Pozuelo se recomienda que el terreno que utilicemos para la creación de nuestro jardín nutritivo sea rico en materia orgánica y además suelto, aireado, drenante y limpio de especies adventicias, vulgarmente llamadas “malas hierbas”. En el caso de no serlo, se debe drenar de forma manual mezclando con arena de sílice.

El ciclo de cultivo. A la hora de empezar con la siembra, es necesario entender las necesidades que puede llegar a tener un huerto e identificar cuál es el momento del año apropiado para plantar las especies seleccionadas. Así, podemos encontrarnos con hortícolas de primavera como el tomate, pepino, berenjena, pimientos, guisantes o judías; la col, coliflor, rabanitos, acelgas o espinacas, propias de época fría como el otoño y el invierno. Con un poco de práctica y lectura, se podrá llegar a hacer ciclos de cultivos estacionales, donde unas especies creen sinergias simbióticas con otras.

¿Cómo mantener el jardín comestible?.

Para poder mantener nuestra huerta viva, es conveniente mantenerla limpia de hierbas, con las plantas trepadoras encañadas, con el estado de recolección o cosecha al día para evitar que los frutos caigan al suelo, y contar con un sistema de riego localizado por goteo que permite acceder a la zona radicular de cada planta pero con un reducido consumo hídrico. Además, es necesario seguir un exhaustivo control de plagas y prevenir enfermedades del huerto con tratamientos ecológicos con productos naturales como la piretrina -Piretro-, la rotenona -Derris elliptica- o la nicotina -planta del Tabaco- para un jardín sano.

“La siembra es una tradición ligada a los orígenes del ser humano que logra conectarnos de manera plena con la naturaleza. En estos jardines nutritivos podemos crear composiciones ornamentales o ‘potager’, combinando especies hortícolas y plantas no aplicadas al consumo. De esta manera, creamos una zona donde aunamos la belleza del paisajismo con la actividad recreativa del cuidado hortícola”, explica Fernando Pozuelo.

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