Hay que tener en cuenta los consejos de los expertos para minimizar los efectos del vaho, causados por la mascarilla, en las gafas de sol.
La mascarilla se ha convertido en un complemento más que nos acompaña día a día para evitar la propagación de la covid-19. En verano con el uso de las gafas de sol, la mascarilla se convierte en un elemento incómodo, a causa del molesto vaho que se produce y que empaña los cristales de las gafas e impide ver.
En los últimos meses han proliferado en internet infinidad de fórmulas magistrales para evitar el vaho, pero muchas de ellas dañan cristales o monturas o, directamente, son poco eficaces. En este contexto, Alicia Escuer, directora técnica y de formación de Óptica & Audiología Universitaria, advierte de los peligros de la mayoría de estos trucos y recomienda la manera más segura y eficaz de evitar el vaho producido por el obligatorio uso de mascarillas.
Según Escuer “la manera más eficaz, además de rápida y fácil, es utilizar una gamuza o toallita antivaho para limpiar los cristales y, después, colocarnos la mascarilla lo más ajustada a la nariz posible. Con esta manera tan sencilla, tendremos asegurada la protección antivaho durante 10 horas”, afirma Escuer. “Si, además, pulverizamos los cristales con un spray limpiador antes de pasar la gamuza, nos aseguramos que los cristales quedan impecables”, añade.
No es sólo la solución más segura sino también la más efectiva y de mayor duración. La gamuza o toallita antivaho de microfibra Foggy está a la venta. Gracias a la nanotecnología, se evita el empañamiento y la contaminación de las lentes. Este producto está pensado para ser utilizado 200 veces antes de que se agote o pierda eficacia.
Hay que tener en cuenta que no todas las gafas de sol se empañan por igual. Por lo general, cuanto más cerca está la gafa de la cara, más tiende a empañarse su cristal. Por ejemplo, las gafas de sol de montura de pasta suelen empañarse más, al estar habitualmente más cerca de la cara. En cambio, las gafas metálicas, al estar más separadas, se empañan menos.
Además, es muy importante aumentar la higiene de las gafas, ya que pueden ser un foco de infección al estar expuestas a agentes externos. Las micropartículas que producen la tos o el tocar las gafas constantemente con las manos hacen que puedan estar infectadas, por lo que es importante limpiarlas regularmente.
Trucos ineficaces o que dañan las lentes
El truco que más se ha viralizado por las redes sociales es aplicar jabón seco al cristal. Aunque efectivamente, sí que elimina el vaho del cristal, este truco daña los cristales de las gafas, por lo que no es recomendable utilizarlo si queremos que nuestras gafas nos duren. También hay quienes recomiendan frotar los cristales con patatas, ya que el almidón ejerce de antivaho, lo que también daña enormemente los cristales.
Otra solución que también se ha hecho viral es calentar los cristales con secadores de pelo, con productos abrasivos o acercándolas a una fuente de calor, lo que es absolutamente imprudente, puesto que no sólo daña los cristales – ya que estropea el tratamiento antireflejante que la lente lleva en su superficie y provoca pérdida de transparencia – sino también daña las monturas. Además, la eficacia antivaho no dura más de unos minutos.
“Aplicar pasta de dientes o detergente al cristal tampoco son buenas ideas”, afirma Escuer, “ya que son sustancias que, a la larga, no nos permitirán ver a través del cristal”.
Otras soluciones
Existen otras soluciones, que no afectan a las gafas de sol en sí, y que pueden ser útiles. El problema es que la eficacia de éstas depende del tipo de mascarilla que utilizamos y de la forma de la cara: para unas fisionomías pueden ser muy eficaces o cómodas y para otras no. Todas ellas consisten en evitar que el aire salga hacia arriba:
- Cruzar las gomas de la mascarilla a la altura de las orejas, haciendo que se ciña mejor a la barbilla y la nariz y evitando que pase el aire hacia las gafas.
- Con algunos tipos de mascarillas, hacer un nudo en la goma, lo más cerca de la tela posible, meter las puntas que quedan para dentro y ajustarse la mascarilla a la cara.
- Subir la mascarilla por el puente de la nariz y ponerse las gafas de forma que se solapen con la parte superior de la mascarilla y queden por encima.
- Intentar ajustar la mascarilla lo máximo posible al rostro y, una vez conseguido, colocar las gafas sobre esta para que también haga presión. Así dejaremos salir la menor cantidad de aire posible.
Otros recomiendan poner un pequeño trozo de esparadrapo, o incluso, un trozo de pañuelo o servilleta, en la parte superior de la mascarilla y pegada a la nariz para evitar que el aire salga por esa zona. Esto podría resultar eficaz aunque es muy incómodo y, en el caso del esparadrapo, además puede hacernos daño al sacárnoslo.
También es recomendable, y nos facilitará mucho la combinación “gafas de sol – mascarilla”, utilizar un cordón sujeta gafas – a la venta en todos los centros de Óptica & Audiología Universitaria y en su página web –, para evitar que se caigan al manipularlas o al ponernos y quitarnos la mascarilla.