6 lecciones que Frank Gehry deja a la arquitectura contemporánea.
La muerte de Frank Gehry invita a revisar por qué su figura alteró las reglas de la arquitectura contemporánea. Su trabajo cambió procesos, introdujo nuevas formas de pensar el diseño y amplió los márgenes entre lo posible y lo construible. Pero su influencia no se mide en iconos reconocibles, sino en transformaciones profundas que hoy están asumidas por estudios de todo el mundo. Con motivo de su despedida, DMASC Arquitectos analiza algunas de las claves que explican por qué su legado sigue operando en la práctica actual, más allá de la estética que lo hizo célebre.
La irrupción del diseño asistido por software en la arquitectura Gehry fue uno de los primeros arquitectos en utilizar CATIA —software aeronáutico— para trasladar a obra geometrías complejas. Su adopción temprana abrió el camino a la arquitectura digital y al modelado avanzado que hoy es estándar.
La validación técnica de la geometría no ortogonal Sus edificios demostraron que las curvas y los pliegues podían construirse con precisión industrial. La libertad formal dejó de ser un boceto imposible y pasó a ser una opción viable gracias al cálculo estructural y al trabajo con ingenierías especializadas.
El “método maqueta” como herramienta de proyecto Lejos de abandonar la artesanía, Gehry mantuvo la maqueta física como fase clave de investigación. Esta combinación de experimentación manual y verificación digital redefinió el proceso de diseño en muchos estudios.
El valor del material como estrategia urbana El titanio del Guggenheim no fue un capricho estético: respondía a la luz de Bilbao, a la escala del puerto y a la necesidad de generar un impacto reconocible. La elección del material se entendió como parte del relato urbano, no solo como una piel.
El edificio como agente cultural y urbano Aunque el “Efecto Bilbao” fue el caso más visible, también en Los Ángeles, en París o en Minneapolis sus edificios alteraron la percepción pública de la ciudad, generaron actividad cultural y se convirtieron en referentes turísticos. Gehry demostró que la arquitectura puede activar un territorio, modificar su identidad y convertirse en un dispositivo cultural, no solo en una construcción funcional.
La importancia del diálogo con el entorno (y el cliente) Aunque sus obras eran esculturales, respondían a un contexto. Esa escucha se traduce hoy en la filosofía de trabajar mano a mano con el cliente, asegurando procesos fluidos donde la arquitectura responde a una necesidad humana real.