Las calderas de gas y gasoil para calefacción y agua caliente son indispensables en la mayoría de los hogares, sobre todo durante los meses más fríos del año. Sin embargo, su complejidad técnica puede derivar en fallos con el paso del tiempo. Por este motivo, Fersay, ha compartido las averías más comunes que pueden afectar a estos equipos y ofrece consejos para evitarlas.
Entre los problemas que se presentan con mayor frecuencia destacan las fugas de agua que generalmente se producen por juntas o válvulas desgastadas, corrosión en el interior de la caldera o piezas mal ajustadas. En ocasiones, también aparecen gotas de agua bajo los radiadores debido a una junta en mal estado. Además de disminuir la presión del circuito, estas fugas pueden causar daños en suelos y paredes. La recomendación más eficaz para prevenirlas consiste en revisar, de forma periódica, la zona donde está instalada la caldera y los radiadores. Ante la mínima señal de humedad, es aconsejable contactar con un técnico especializado.
Los ruidos extraños —como golpes, silbidos, burbujeos o sonidos metálicos— constituyen otro síntoma de posible avería. Pueden derivarse de aire en el circuito o de problemas en la bomba de agua circuladora. Un mantenimiento adecuado y periódico de la caldera resulta fundamental para detectar y corregir a tiempo estas anomalías, de modo que el equipo opere con total eficiencia.
Por otro lado, los fallos al encender la caldera son relativamente habituales. Antes de alarmarse, conviene verificar aspectos básicos: asegurarse de que haya gas, que la toma de agua esté abierta y que la caldera reciba corriente eléctrica. Si todo está en orden, el problema puede encontrarse en el sistema de encendido (electrodos sucios o sensores defectuosos). Para reducir el riesgo de que surjan estos contratiempos, Fersay aconseja programar revisiones regulares con profesionales cualificados.
La presión inadecuada es uno de los motivos más habituales de mal funcionamiento. Cuando el manómetro marca valores muy bajos, el agua no circula correctamente y puede afectar al rendimiento de la calefacción. Si la presión es excesiva, se corre el riesgo de provocar fugas en la instalación. Para evitarlo, lo más sencillo es comprobar el manómetro con cierta regularidad y mantener la presión en torno a 1-1,5 bares. Si se detectan variaciones anómalas, es preferible no demorar la consulta a un técnico.
En el caso de los radiadores, la presencia de aire en su interior puede manifestarse si están fríos por la parte superior y calientes por la inferior. La solución pasa por purgarlos: basta con abrir la válvula con la ayuda de una llave, dejando salir el aire hasta que empiece a fluir agua. Este proceso es recomendable hacerlo al menos una vez al año, preferiblemente antes de la época de frío y con la caldera caliente.
Con estos consejos, Fersay busca facilitar el mantenimiento de las calderas y prolongar al máximo su vida útil. La firma, especializada en repuestos y accesorios para diferentes electrodomésticos, mantiene su compromiso de fomentar prácticas más sostenibles y responsables, ayudando a los consumidores a optimizar el uso de sus equipos y evitando reparaciones costosas o sustituciones prematuras.