
En España, una de cada diez personas sufre pobreza energética. En concreto, según el informe de indicadores del MITECO de 2022, es el 9,3% de la población. En cuanto al número de viviendas, otro estudio elaborado por la Fundación Naturgy ya apuntaba que más de 9 millones de viviendas necesitan una rehabilitación energética urgente en nuestro país. Unos datos que ponen de manifiesto la necesidad de invertir en mejorar el aislamiento térmico del parque inmobiliario español, sobre todo en un contexto de cambio climático en el que la oscilación de temperaturas extremas va a ser cada vez mayor.
Esta situación no solo influye en la calidad de vida de los ocupantes, sino que también incide directamente en su bolsillo. En este capítulo, el 16,4% de los hogares dedica una parte excesiva de sus ingresos a la energía. ¿Cómo es posible reducir este gasto y mejorar la calidad de vida en el interior de la forma más asequible posible?
Ante esta necesidad de reducir el gasto energético y mejorar el confort del hogar, la lana de roca insuflada es una solución económica y sencilla que requiere pocas obras, por lo que es una excelente alternativa para lograr ese confort térmico tan necesario.
¿Qué es la lana de roca insuflada?
La lana de roca es un material que se produce a partir de roca natural como la basáltica, un tipo de roca volcánica muy común. Es un producto sostenible y, además, cuenta con unas magníficas propiedades aislantes, tanto desde el punto de vista acústico como térmico, lo que ha hecho que sea uno de los productos más utilizados en el sector de la construcción y la industria.
Con este material se puede llevar a cabo un aislamiento insuflado de la vivienda mediante la introducción de la propia lana en cámaras de aire u otros huecos de la vivienda mediante una máquina especial. Al expandirse, la lana de roca se adapta perfectamente al espacio rellenándolo por completo y logrando una mejoría desde el punto de vista del confort térmico.
Al contrario que otro tipo de rehabilitaciones térmicas, el aislamiento llevado a cabo con material de lana de roca requiere de muy pocas obras, por lo que estos trabajos son más “limpios” y generan menos molestias entre los propietarios de viviendas. A la hora de llevar a cabo un trabajo con lana de roca, los lugares más comunes donde se aplica la lana de roca insuflada son los tabiques exteriores con cámara de aire, las zonas bajo cubierta como buhardillas o los falsos techos.
Ventajas de la lana de roca insuflada
Entre los principales beneficios de usar lana de roca insuflada destacan, por un lado, el gran aislamiento térmico generado, lo que ayuda a mejorar la calidad de vida interior y reducir la factura energética. En este sentido, apostar por este tipo de solución es una decisión inteligente a la hora de prevenir las temperaturas extremas que estamos viviendo con cada vez más olas de calor, en verano, y más nevadas en invierno.
Además del aislamiento térmico, la lana de roca mineral también mejora el aislamiento acústico, por lo que es una solución que, además de en viviendas, también es muy popular en proyectos llevados a cabo en oficinas. En este sentido, una mejor acústica en el lugar de trabajo ayuda a incrementar el rendimiento de los trabajadores entre un 2% y un 3%, lo que supone un valor equivalente a 1.600€ anuales de promedio por persona.
Tal y como hemos dicho al principio del artículo, insuflar lana de roca para aislar una construcción se puede hacer sin obras, por lo que no hay que realojar a los residentes. En cuanto al tiempo de ejecución, además, este es muy corto ya que se puede realizar en tan solo 24-48 horas. Todo ello sin generar suciedad ni escombros gracias a su sistema de insuflado.
Debido a ello, la lana de roca es una opción recomendable en viviendas ya habitadas, ya que los residentes pueden seguir utilizando la vivienda con normalidad mientras tiene lugar la mejora del aislamiento.
Una inversión de futuro
Invertir en aislamiento térmico es invertir en el futuro. Tanto desde el punto de vista económico como de la salud, ya que los propietarios del inmueble reducirán su factor eléctrica, al mismo tiempo que evitarán pasar frío en invierno y calor en verano. Al tratarse de un eficaz aislante térmico, la lana de roca contribuye a mantener estable la temperatura interior de la vivienda tanto en los meses fríos de invierno como durante el calor del verano.
Considerando que muchos edificios en España superan los 50 años de antigüedad, esta solución refuerza sus prestaciones energéticas y alarga su vida útil de los hogares de una forma económica.