Desde Cosméticos Paquita Ors recuerdan que adaptar la rutina cosmética en invierno es clave para proteger la piel del estrés y la inflamación. El frío y las infecciones invernales debilitan la piel y reducen su capacidad defensiva
Con la llegada del invierno y la bajada de temperaturas, no solo aumentan las gripes y los catarros: también se resiente la salud de la piel. Así lo explica Jerónimo Ors, farmacéutico y director de la firma de cosmética botánica Cosméticos Paquita Ors, quien advierte de los numerosos efectos que el frío y las infecciones estacionales tienen sobre la epidermis.
“El descenso brusco de temperatura provoca lo que llamamos vasoconstricción: los capilares se cierran parcialmente para conservar el calor en los órganos internos”, señala Jerónimo Ors. “Esto deja a la piel más pálida, más fría y, sobre todo, menos nutrida. Las células dérmicas reciben menos oxígeno y funcionan más despacio, reduciendo su capacidad defensiva”.
Ors subraya que durante estos meses la piel necesita mucho más apoyo externo para compensar lo que el organismo le está restando de forma natural.
Además del frío, las infecciones víricas y bacterianas típicas de esta estación tienen un impacto directo en la piel. “Cuando un microorganismo patógeno entra en nuestro cuerpo, este entra en modo lucha. Se liberan toxinas e inflamación, y uno de los órganos que más lo nota es la piel”, explica el farmacéutico. Entre las manifestaciones más habituales, Ors menciona que puede aparecer una sensibilidad aumentada, con una piel que reacciona más de lo normal; también es frecuente la aparición de herpes labial durante los procesos gripales. Asimismo, pueden darse brotes de acné o la presencia de pequeños granitos, junto con una descamación tanto en el rostro como en el cuero cabelludo. Otra consecuencia habitual es la sensación de tirantez o disconfort, y, en muchos casos, el rostro puede verse hinchado y apagado. “Es normal vernos peor durante un catarro o una gripe. El cuerpo está en guerra y la estética pasa a segundo plano”, afirma.
Cómo proteger la piel durante catarros y gripes.
Para minimizar los estragos, Ors recomienda adaptar la rutina cosmética durante las semanas de infección o convalecencia: “Es preferible evitar temporalmente los retinoles o activos muy regeneradores, así como los sueros tensores. También es recomendable reducir el maquillaje para permitir que la piel elimine toxinas”.
En su lugar, propone apostar por activos calmantes, drenantes y fortalecedores de la barrera cutánea. La verdolaga posee un efecto antihistamínico que ayuda a reducir la sensibilidad. El ginkgo o la visnaga aportan una acción drenante que contribuye a eliminar líquidos retenidos. La centella asiática purificada mejora las defensas cutáneas. Por su parte, extractos antioxidantes como el tomate o la vitamina C ayudan a frenar el estrés oxidativo provocado por la fiebre y la infección.
“Si adaptamos la rutina de belleza y damos a la piel lo que necesita en estos momentos de estrés, podemos reducir enormemente los efectos del invierno y de las infecciones”, concluye el farmacéutico.