En el mundo hay más de 7 millones de personas que padecen Parkinson y en España cerca de 150.000, de los que siete de cada diez tienen más de 65 años, una cifra que se espera que se triplique en los próximos 25 años como consecuencia del aumento de la esperanza de vida.
Teniendo en cuenta que los pacientes con párkinson tardan entre uno y tres años de media en ser correctamente diagnosticados, reconocer los síntomas del Parkinson, que en muchos casos van más allá de los problemas motores, resulta clave para recibir un tratamiento temprano y conseguir mejorar la calidad de vida del paciente. Por ello, los expertos de TK Home Solutions nos muestran todo lo que tenemos que saber sobre esta enfermedad:
¿Qué es el párkinson?
El párkinson es una enfermedad neurodegenerativa que afecta a la sección del cerebro encargada de la generación de dopamina y la coordinación del movimiento y el equilibrio. Sin dopamina, los movimientos de los músculos se vuelven difíciles de controlar, de ahí los movimientos involuntarios por los que esta enfermedad es mayoritariamente reconocida.
Se trata de una enfermedad crónica que avanza progresivamente y, aunque se desconocen las causas que la provocan, los expertos consideran que se trata de una mezcla de factores, entre los que se encuentran la disposición genética, el envejecimiento natural y la exposición ambiental.
El párkinson puede presentarse a cualquier edad, pero es más frecuente a personas mayores. Aunque suele darse a partir de los 50 años, se calcula que el 95% de las personas diagnosticadas tiene más de 60 años. Y aunque se desconoce por qué, la mayoría de los afectados son hombres.
Síntomas del párkinson
El síntoma más conocido del párkinson es el movimiento involuntario de extremidades, pero los enfermos también pueden presentar otra sintomatología que, si llega antes de los temblores, dificulta un correcto diagnóstico.
Los síntomas físicos suelen aparecer primero en la mitad del cuerpo, pero cuando la enfermedad avanza suelen darse de manera bilateral. En cualquier caso, la sintomatología varía de una persona a otra. Por ello, y con el fin de realizar un diagnóstico temprano, es necesario estar atento a los siguientes síntomas:
- Temblor en reposo, en manos, pies y cara.
- Movimientos involuntarios que desaparecen al dormir y empeoran con el estrés.
- Los movimientos voluntarios se ralentizan.
- Bloqueo para comenzar ciertos movimientos, como andar o girarse en la cama.
- Rigidez muscular en tronco y extremidades.
- Trastornos del habla, con un tono de voz más monótono.
- Alteraciones en la marcha, con menor braceo y arrastre de pies.
- Caminar con hombros y cabeza inclinados hacia adelante.
- Pérdida de equilibrio, con riesgo de caídas.
- Pérdida de expresión facial.
- Deterioro cognitivo y demencia.
- Cuadro depresivo, ansiedad, ataques de pánico o alucinaciones.
- Deterioro de la memoria.
- Reducción del sentido del olfato.
- Problemas para orinar, dormir y tragar.
- Episodios de estreñimiento, sudoración o exceso de producción de saliva.
- Trastornos neurológicos, como síndrome de piernas inquietas.
Diagnóstico y posibles tratamientos
El diagnóstico es fundamentalmente clínico, ya que se basa en la exploración general y neurológica del paciente y su historia clínica. En algunas ocasiones, los médicos consideran necesario utilizar técnicas de neuroimagen como el escáner cerebral, el TAC o la resonancia magnética.
Aún no existe un tratamiento definitivo para curar el párkinson, aunque en los estados iniciales se logran tratar los síntomas para que el paciente pueda ser autónomo durante el mayor tiempo posible y mejorar así su calidad de vida. Estos son algunos de los tratamientos que el equipo médico puede proponer al paciente:
Tratamiento farmacológico
Las medicinas tienen como objetivo potenciar la formación de dopamina en su cerebro o mejorar su acción. Suele iniciarse con la menor dosis posible para ir aumentándola progresivamente, pero en muchas ocasiones producen indeseables efectos secundarios.
Tratamiento quirúrgico
La cirugía actúa sobre la parte dañada del cerebro, pero solo se propone a determinados pacientes en función de su incapacidad, y con un determinado perfil, como no tener demencia o no tener una edad muy avanzada.
Estos tratamientos, no exentos de riesgos, suelen consistir en la estimulación eléctrica para limitar los síntomas motores más incapacitantes. Ayuda a controlar los temblores, pero no cambia la trayectoria de la enfermedad a largo plazo.
Rehabilitación física
La fisioterapia es muy importante en el tratamiento del párkinson, porque ayuda a que el paciente no pierda tono muscular. Sin embargo, no tiene efectos sobre los temblores.
Logopedia
La logopedia, con técnicas específicas de entrenamiento vocal, suele venir bien a los enfermos con hipofonía o aquellos que sufren dificultad para articular las palabras.
Consulta psicológica
En los enfermos de párkinson puede resultar de utilidad recibir atención y apoyo psicológico para enfrentar de la mejor manera las dificultades del día a día.
Progresión de la enfermedad en mayores
Cada persona presenta una progresión diferente de la enfermedad, pero en los mayores se pueden dar cinco etapas:
Etapa 1
Comienzan los síntomas, aunque no suelen interferir en la vida cotidiana. En algunas ocasiones son temblores y movimientos incontrolados en medio lado del cuerpo, pero no siempre es así.
Etapa 2
Los síntomas se intensifican y suelen darse en ambos lados del cuerpo. Suelen ser temblores o rigidez de extremidades. Los mayores pueden vivir solos, pero tendrán que adecuar sus actividades diarias ante la presencia de limitaciones.
Etapa 3
Los síntomas son aún más acusados y en esta etapa suele comenzar la pérdida de equilibrio y el riesgo de caídas. Existe mayor dificultad en la realización de las tareas y se precisa asistencia domiciliaria.
Etapa 4
En esta etapa, la movilidad es aún más reducida, por lo que el mayor puede precisar de un andador o de la compañía de una persona. En esta etapa, la persona que padece párkinson no debería vivir sola.
Etapa 5
En la etapa más avanzada se pueden presentar síntomas como rigidez extrema o demencia, por lo que el mayor afectado requiere de un cuidador de manera continuada.
Consejos para convivir con un enfermo de párkinson
La convivencia con un mayor con párkinson no siempre resulta fácil. Los expertos de TK Home Solutions nos dan algunos consejos para que cuidador y enfermo tengan mejor calidad de vida:
Seguir las indicaciones del médico
Los especialistas son las personas más adecuadas qué tratamiento o servicio adicional, como logopeda, psicólogo o fisioterapeuta, necesita el enfermo en cada una de sus etapas.
Incentivar el movimiento
En la medida de lo posible, y mientras la afectación por el párkinson lo permita, hay que incentivar el movimiento, pautado y acompañado en el caso de que fuera preciso.
Comunicación y apoyo
La compañía a la persona mayor con párkinson resulta fundamental para evitar sentimientos de soledad, ya que en ocasiones el enfermo tiende a aislarse y encerrarse en sí mismo.
Adaptación del hogar
Adaptar el hogar del mayor que padece párkinson es fundamental, especialmente cuando avanza la enfermedad. Eliminar alfombras, aumentar la iluminación de las estancias o instalar salvaescaleras para el hogar facilitarán al anciano su vida diaria.
Promover la autonomía
Hay que animar al anciano a que siga haciendo las tareas diarias de forma autónoma mientras pueda. Lavarse las manos y la cara, comer o vestirse sin ayuda le ayudará a seguir siendo autónomo por más tiempo.
Ensayar caídas y levantamientos
Si el anciano aún puede moverse con cierta autonomía, ensayar cómo tiene que caer o levantarse del suelo o del sofá puede resultar crucial, especialmente si vive solo.
Animar constantemente
Un refuerzo positivo constante siempre resulta interesante para animar al anciano con párkinson en su día a día. Marcar metas en los paseos o celebrar cuando realiza un logro puede ayudarle a estar motivado en su proceso.
Recibir ayuda psicológica
El refuerzo psicológico no solo puede ayudar al anciano, sino también al cuidador, que necesita conservar su salud física y emocional para evitar la saturación y eliminar el sentimiento de culpa.