Desmontando los 11 bulos más comunes de la alimentación.

Desmontando los 11 bulos más comunes de la alimentación.

En la era de las RRSS, los mitos sobre la alimentación se propagan sin control, generando confusión sobre lo que realmente es saludable. A pesar de los avances en la ciencia nutricional, cada día brotan y se extienden ideas erróneas, quizá impulsados por intereses comerciales y la desinformación online. Altrient, desmonta los mitos acerca de la alimentación y señala qué suplementos no pueden faltar en un estilo de vida inteligente y saludable.

  • Agua con limón: Aunque es popular creer que tomar agua con limón ayuda a desintoxicar el cuerpo o quemar grasa, no existe evidencia científica que lo respalde. La desintoxicación natural del cuerpo la realizan el hígado y los riñones, y no requiere el consumo de alimentos o bebidas específicas.
  • Una copa de vino tinto durante la comida, adelgaza. El alcohol tampoco disuelve la grasa corporal y, además de las calorías que aporta, cuando se abusa de esta bebida se producen cambios en los niveles de azúcar en sangre, en el ritmo cardíaco, afecta a la visión, deshidratación, problemas digestivos, consecuencias severas en el hígado, entre otros efectos como la ansiedad.
  • Productos “detox”: Estas dietas, que prometen limpiar el cuerpo de toxinas mediante el consumo de jugos o alimentos específicos, no tienen nada de científica. El cuerpo ya cuenta con mecanismos naturales suficientes y sofisticados para eliminar toxinas y no requiere dietas específicas ni productos para hacerlo.
  • Los alimentos congelados son menos nutritivos que los frescos: Contrario a lo que se piensa, los alimentos congelados pueden conservar e incluso preservar mejor algunos nutrientes que los frescos. Lo que realmente afecta su valor nutricional es el cocinado y no la congelación​
  • Sin gluten para todos: A menos que se padezca de celiaquía, no hay beneficios demostrados al eliminar el gluten de la dieta. En algunos casos, incluso puede ser perjudicial, al reducir el consumo de fibra y nutrientes esenciales. Que no te engañen.
  • Refrescos light y edulcorantes. Es cierto que estas bebidas se fabrican con sacarina, pero el cuerpo acaba respondiendo a este sabor dulce y pone en marcha los mismos mecanismos que cuando se toma azúcar. Cuidado con los edulcorantes artificiales.
  • Eliminar el pan para adelgazar: El pan en la mesa diaria se considera retro, vintage, un exceso de las costumbres gastronómicas de antes, pero no es intrínsecamente malo ni engorda por sí solo. Lo que importa es el tipo de pan (mejor si es integral) y el contexto de una dieta equilibrada.
  • Los superalimentos. No existen, son simplemente modas. La quinoa o las semillas de chía aportan las mismas propiedades especiales que otros productos tradicionales.
  • Fruta por la noche. La fruta, y cualquier tipo de carbohidrato, engordará lo mismo a cualquier hora del día. El problema está en sí se consume una cantidad elevada de carbohidratos (algo complicado con las frutas, ya que son muy saciantes), es posible que el organismo reaccione mejor de día que de noche.
  • Cenar mucho engorda: Este mito sugiere de nuevo que la hora de la comida afecta directamente al peso. Sin embargo, lo que realmente importa es el total de calorías consumidas durante el día y no cuándo se ingieren. Olvídate del reloj.

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