¿Alguna vez has sentido que tu cuerpo pide chocolate con la misma intensidad con la que pide justicia el último capítulo de tu serie favorita? Tranquila, no es solo ‘antojo’: es la orquesta hormonal dirigiendo tu menú del día. Así lo explica Carolina López-Tejero, coach nutricional, psicóloga certificada en yoga y pilates y fundadora de Swan by Carolina, quien defiende una nutrición que acompaña (y no pelea) con el ciclo hormonal femenino.
Escucharse y adaptar la alimentación no solo mejora cómo te sientes físicamente, también ayuda a estar en sintonía con el cuerpo y a relativizar los vaivenes hormonales. La clave es aliarse con las hormonas en lugar de luchar contra ellas.
FASE MENSTRUAL: ENERGÍA BAJA, HIERRO AL RESCATE.
En los días de menstruación, es normal sentirse algo más cansada y sin ganas de grandes aventuras. Aquí el cuerpo agradece mimos: alimentos ricos en hierro, como legumbres, espinacas o algo de carne roja, y siempre acompañados de vitamina C para aprovechar mejor ese hierro.
FASE FOLICULAR: A TOPE DE ENERGÍA (¡APROVÉCHALA!).
A medida que avanzamos hacia la ovulación, los niveles de estrógeno suben y, con ellos, también nuestra energía. Es un momento genial para apostar por carbohidratos complejos –avena, granos integrales, legumbres– y proteínas que ayuden al cuerpo a prepararse para lo que viene.
OVULACIÓN: EQUILIBRIO, ANTIOXIDANTES Y GRASAS BUENAS.
Durante la ovulación el cuerpo está en su máximo esplendor. Aquí recomiendo frutas rojas, verduras de hoja verde y un extra de grasas saludables, como las del aguacate o los frutos secos.
FASE LÚTEA: CONSUELO INTELIGENTE PARA EL ANTOJO.
Es la etapa donde los antojos suelen hacer su aparición. ¿Mi truco? Alimentos ricos en triptófano como el plátano, el chocolate negro y las nueces, magnesio de semillas y legumbres, y algo de vitamina B6 que encontrarás en el pollo o el pescado. Ayudan a regular el ánimo y suavizar el famoso síndrome premenstrual.
¿Y EL GRAN TABÚ, LAS GRASAS?.
Las grasas saludables son aliadas, no enemigas. De ellas dependen muchas de nuestras hormonas, así que nada de demonizarlas: aceite de oliva, pescados azules y aguacate deben ser parte del menú.