Los expertos de noVadiet nos muestran por qué duelen las articulaciones, los signos de alarma y los hábitos que nos conducen a un mayor bienestar
El dolor en las articulaciones es un problema de salud que afecta a millones de personas en todo el mundo. Puede variar en intensidad, desde molestias leves hasta dolores incapacitantes. Las articulaciones, como rodillas, codos, muñecas, caderas y dedos, son claves para poder movernos y para nuestro día a día y cuando están afectadas por dolor, la calidad de vida de la persona se ve seriamente afectada. Según datos que maneja noVadiet, líderes en el cuidado de la salud de la forma más natural, en España hay unos 7 millones de personas que sufren artrosis, que es la tercera causa de incapacidad laboral.
¿Por qué duelen las articulaciones?
Las causas por las que puede haber dolor en el aparato locomotor y en las articulaciones son variadas. Sonia Clavería, Médica de Familia del Departamento Técnico de noVadiet destaca las siguientes:
Lesiones traumáticas
Las lesiones traumáticas son una de las causas más comunes de dolor articular. Pueden afectar a cualquiera de las estructuras que forman el aparato locomotor e incluyen: esguinces (desgarros/roturas en los ligamentos), distensiones y roturas musculares y tendinosas, luxaciones/subluxaciones (cuando los huesos de una articulación se salen de su posición normal) o fracturas que afectan a los huesos.
Artritis
La artritis es la inflamación de la articulación. Existen más de 100 tipos porque son múltiples las causas que producen dicha inflamación, las más comunes son las siguientes:
- Osteoartritis o artrosis. Es el tipo más común, al estar relacionada con el envejecimiento y el desgaste de las articulaciones. El cartílago, que protege los extremos de los huesos, con el tiempo se desgasta y degenera, lo que provoca fricción y dolor.
- Artritis reumatoide. Es una enfermedad autoinmune en la que el sistema inmunológico ataca el revestimiento de las articulaciones (el cartílago articular), causando inflamación y dolor, y en casos avanzados, deformidades articulares.
- Gota. La gota es un tipo de artritis caracterizada por la acumulación de ácido úrico en las articulaciones, lo que provoca episodios repentinos de dolor intenso, enrojecimiento, hinchazón y calor en la articulación. Principalmente en el dedo gordo del pie pero puede afectar a otras articulaciones (rodilla, tobillo, codo…).
- Enfermedades infecciosas. Algunas infecciones bacterianas, virales o fúngicas pueden afectar las articulaciones, causando inflamación y dolor. Hablamos de artritis séptica, cuando una infección se propaga a una articulación.
- Trastornos autoinmunes. Aparte de la artritis reumatoide, otras enfermedades autoinmunes, como el lupus y la espondilitis anquilosante, también pueden afectar las articulaciones, causando inflamación y dolor crónico.
Bursitis
Es la inflamación de la bursa, un pequeño saco lleno de líquido que rodea a la articulación y que actúa como cojín amortiguador entre los huesos y los tejidos blandos. Suele afectar a las articulaciones que realizan movimientos repetitivos, como los hombros, codos y caderas.
Sobrecarga y envejecimiento
La sobrecarga de las articulaciones debido a trabajos físicos exigentes, deportes de alto impacto o la obesidad puede llevar al desgaste acelerado de las articulaciones, es decir, a una artrosis precoz. En estos casos, el envejecimiento juega un papel importante, ya que los tejidos articulares pierden su capacidad regenerativa con el paso de tiempo.
Signos de alarma
No todos los dolores articulares requieren atención médica inmediata, pero hay algunos síntomas que pueden indicar la conveniencia de realizar una visita al especialista:
- Dolor persistente: si persiste durante varias semanas o empeora con el tiempo, conviene consultar con un médico.
- Hinchazón significativa: la hinchazón moderada es normal después de una lesión, pero una inflamación excesiva, acompañada de enrojecimiento y calor alrededor de la articulación, puede ser un signo de infección o de inflamación severa.
- Fiebre: si el dolor articular se presenta junto con fiebre puede estar provocado por una infección que deberá ser tratada con antibióticos, si el médico lo estima oportuno.
- Deformidad articular: una articulación visiblemente deformada puede indicar una enfermedad degenerativa o una luxación, según se haya presentado de forma repentina o a lo largo del tiempo.
- Pérdida de movilidad: hay que acudir al médico cuando una articulación se vuelve rígida o el dolor es tan fuerte que impide el movimiento normal.
- Chasquidos o ruidos al mover la articulación: los crujidos o chasquidos pueden indicar daño en el cartílago o los ligamentos.
Soluciones para disminuir el dolor de articulaciones.
En algunas ocasiones se puede reducir el dolor articular con sencillos cambios en el estilo de vida, mientras que en otros casos será necesario realizar determinados ejercicios o la administración de medicamentos, dependiendo de la causa y la intensidad de las molestias. Los expertos de noVadiet nos muestran algunas soluciones:
Utilizar medicamentos
El uso de medicamentos, prescritos siempre por un médico, es uno de los enfoques más comunes para el alivio del dolor articular. Estos son los más frecuentes:
- Analgésicos: los analgésicos, como el paracetamol, pueden ayudar a reducir el dolor, pero no tratan la inflamación subyacente.
- Antiinflamatorios no esteroides (AINEs): medicamentos como el ibuprofeno se emplean para reducir tanto el dolor como la inflamación. También existen cremas y pomadas que se aplican sobre la piel en la zona a tratar.
- Corticosteroides: en casos graves, pueden inyectarse directamente en la articulación para reducir la inflamación de manera efectiva.
- Fármacos modificadores de la enfermedad (FAMEs): en enfermedades autoinmunes, como la artritis reumatoide, los FAMEs ayudan a controlar la progresión de la enfermedad.
Realizar sesiones de fisioterapia
Los fisioterapeutas pueden mostrar a las personas interesadas ejercicios que ayudan a fortalecer los músculos alrededor de la articulación afectada, lo que mejora la movilidad y reduce el dolor.
La terapia de movimiento incluye ejercicios específicos para aumentar la flexibilidad, mientras que la electroterapia consiste en técnicas como la estimulación nerviosa eléctrica transcutánea, que ayudan a aliviar el dolor.
Perder peso
Reducir el peso corporal alivia la presión en las articulaciones, especialmente en aquellas que soportan el peso, como las rodillas y las caderas.
Realizar cirugía
En casos extremos donde el dolor es incapacitante y otras terapias no han funcionado, puede ser necesaria la cirugía. Las opciones más frecuentes incluyen la artroscopia y el reemplazo de articulaciones por prótesis.
Utilizar terapias complementarias
Algunas terapias complementarias presentan grandes beneficios en la reducción del dolor articular. La acupuntura, por ejemplo, utiliza agujas para estimular puntos específicos del cuerpo y aliviar las molestias. Otras personas optan por la toma de ciertos complementos alimenticios como pueden ser:
- Colamag Calmán: con colágeno marino reforzado con mangostán, cúrcuma y MSM que ayuda a cuidar y proteger huesos y articulaciones.
- Colamag Flas: comprimidos que ayudan a la regeneración del tejido articular y al alivio del dolor.
- Osteartil Perfect: ayuda en los problemas ostearticulares y contribuye a tener los huesos y las articulaciones en pleno funcionamiento.
- Colager Esencial: el colágeno hidrolizado del día a día para cuidar nuestros cartílagos, huesos, ligamentos y tendones.
Estar activo
El ejercicio regular de bajo impacto, como caminar, nadar o andar en bicicleta, ayuda a mantener las articulaciones flexibles. De igual manera, fortalecer los músculos alrededor de las articulaciones también reduce el estrés sobre ellas.
Aplicar frío y calor
El uso de apósitos fríos, o las duchas con agua fría, pueden reducir la inflamación, mientras que el calor seco puede relajar los músculos y aumentar el flujo sanguíneo en la articulación afectada.
Mantener una buena postura
Mantener una buena postura ayuda a reducir la presión en las articulaciones. Además, hay que evitar permanecer en una misma posición durante mucho tiempo para prevenir la rigidez articular.
Llevar una alimentación saludable
Consumir una dieta equilibrada, con alimentos ricos en ácidos grasos Omega-3 (como el pescado azul), y ricos en antioxidantes (frutas y verduras), ayuda a disminuir la inflamación. También puede ayudar el consumo de infusiones, como Herbodiet Cuida tus articulaciones: con jengibre, cúrcuma, harpagofito, cola de caballo y vitaminas, que contribuye a cuidar las articulaciones y mejorar los problemas inflamatorios del aparato locomotor.
Usar ayudas ortopédicas
En determinados casos, el uso de soportes, como plantillas ortopédicas, consigue alinear correctamente las articulaciones y reduce la sobrecarga.
Sonia Clavería, Médica de Familia del Departamento Técnico de noVadiet señala que: “Es importante cuidar las articulaciones antes de que el dolor nos limite. Mantenerse activo, llevar una buena alimentación y estar atento a los primeros signos de malestar puede marcar una gran diferencia. Nunca hay que subestimar el poder de los pequeños cambios y el hecho de tomar medidas preventivas porque es el primer paso para disfrutar de una vida sin limitaciones. Cada esfuerzo que se haga hoy tiene un impacto positivo en nuestro bienestar futuro”.